Contacto:
Las aceras
son usadas por los ciudadanos como espacios públicos. En los pueblos pequeños,
aparecen como lugares de reunión, es decir, los habitantes al transitar por las
calles, se paran en cualquier esquina sobre la acera, manteniendo una
conversación larga y tendida con la persona con la que se encuentra, ya que ahí
se conocen entre todos.
Mientras que en las grandes ciudades esto no ocurre. Se puede
ver claramente, cuando cualquiera de nosotros transitamos por la Calle Gran Vía
de Madrid, debido a que estamos acostumbrados a vivir en un pueblo pequeño, en
el cual, tendemos a hacer lo anteriormente dicho. Por ello, cuando transitamos
por esa calle, nos resulta raro que la gente no se pare a hablar entre ellos,
como nosotros acostumbramos a hacer, puesto que los que habitan allí cuando
transitan por esa calle, pasan desapercibidos sin mirar hacia ningún lado, y
sin mantener cierta conversación con el resto, puesto que es imposible conocer
a todo el mundo que pasa por ahí.
Se puede ver otro ejemplo, cuando en las tiendas de los
pequeños pueblos, mientras que las personas que se encuentran ahí comprando
esperan su turno, se encuentran manteniendo una conversación con el de al lado,
pero esto mismo, no ocurre igual en las grandes ciudades, ya que las personas
solo esperan su turno. Esto se debe, a que en un sitio existe la confianza ya
que se conocen entre ellos y saben más o menos como son, mientras que en el
otro, existe la desconfianza porque no se conoce nada de los demás que se
encuentran en el mismo lugar, del mismo modo, también ocurre en los bares o en
cualquier otro lugar, en el que se encuentren las personas.
Incorporación de los niños:
La vida de los niños, en
otras épocas o contextos era totalmente diferente a la de hoy en día.
Anteriormente, los niños prácticamente vivían en la calle,
puesto que, el miedo era menor debido a que no había tanto peligro, pero
actualmente, si existe ese miedo, ya que prácticamente ha cambiado todo, como
por ejemplo, el excesivo número de vehículos que puede transitar por una calle,
impidiendo o limitando que los niños vayan por las calles como iban antes, por
eso, la creación de parques vallados para que se encuentren ahí y el peligro
sea menor, debido a que antes jugaban en cualquier lugar.
Y realmente, si se limita a los niños el acceso del uso de
las calles, cuando son ellos, los que deben gozar o disfrutar de esta, ¿quién
lo va hacer si no?, una clara aportación es la que aparece en el texto de Jane
Jacobs: “Una población infantil está condenada a jugar en las calles”.

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En definitiva, hay mucho que mejorar y cambiar en las grandes
ciudades o en los pueblos pequeños, como por ejemplo la existencia de numerosos
espacios públicos degradados por su escasa utilización, por lo que, se debería
dar una buena ubicación a estos espacios para que se le diera más uso y cumplan
sus funciones reales.
Jacobs, Jane. (2011): Muerte y vida
de las grandes ciudades. Madrid, Editorial Capitán Swing.
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